martes, 23 de abril de 2019

ESCAPARATE SETENTERO




Esta edición de las suculentas memorias de Stefan Zweig no es de los años setenta, precisamente, sino de los sesenta: más exactamente, del año 1968. Recuerdo que encargué el libro en Diego Marin hace unos cuantos años, mucho antes de que el editor de Acantilado pusiera de moda, en España,  a este escritor austríaco. Zweig es un escritor profesional para todos los públicos, que escribe novelas, libros de viaje, ensayos, etc.. Estas memorias son un excelente cuadro de las primeras décadas  del siglo XX en Europa. Sus páginas terminan denunciando al III Reich, sin sospechar lo que estaba ocurriendo en los campos de concentración. Zweig denuncia que a su pobre madre, ya anciana, no le dejaran sentarse en los bancos de la calle, por ser judía. Como era fea costumbre hace años, no sabemos quién tradujo esta estupenda versión de la Editorial Juventud.  
  





Benjamin Peret es el escritor surrealista más destenillante. Poeta muy comprometido políticamente y  relacionado con España, estuvo casado con la extraordinaria pintora Remedios Varó. Esta selección de textos es una delirante muestra de su estro poético, dirigido, presuntamente,  contra los responsables de la I Guerra Mundial y el lavado de cara universal posterior de semejante carnicería.







Revista alemana de fotografía. Edición de 1970. Estupenda exposición. La moda de las décadas cambia, pero lo que cambia es lo mismo: aspecto en el vestir, indumentarias, apertura o contención de la sexualidad… La fotografía, en ese sentido, siempre es actual, porque registra ese aspecto de las sociedades a lo largo del tiempo, desde su invención. Las imágenes que aparecen en esta revista-libro, que tienen ya 50 años, apenas se distinguen, genéricamente, de las que podamos ver en un libro o en cualquier exposición hoy.






Estupenda edición de 1972 sobre la vida y la obra del pintor Joan Ponc, repleta de ilustraciones. Uno de los artistas más importantes de la posguerra, vinculado al grupo Dau al set, en el que también se encontraba Tápies. Tengo la sensación de que tanto su figura como su obra están algo olvidados actualmente, teniendo en cuenta la renovación estética que supuso en aquellos grises años finales de los cuarenta. Vecino de Dalí, uno se pregunta si los surrealismos imaginales son tan fácilmente actualizables como otras tendencias plásticas. Parte de la obra de Ponç, quizá no interese mucho hoy, pero la obra más gráfica, la más próxima al dibujo, sí creo que puede atraer miradas y resultar divertida hoy. En cierto sentido, el onirismo es atemporal.
  





Ni para el propio Muñoz Rojas estaba muy claro, años después de su redacción, si estos cuentos eran o no, muy surrealistas. En la introducción da cuenta del tiempo pasado desde la creación de estas prosas y la edición presente que es de 1979, justificando el adjetivo vanguardista, ya que cuando se escribieron, en los años treinta, la estética reinante era la surrealista. Los cuentecillos se leen con liviandad divertida, apreciándose las posibilidades literarias que el surrealismo podría haber dado con más brillantez, independientemente de sus notables poetas.   

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