PLIEGO DE INCISOS
La divinidad puede ser
terrible o dulcísima, misteriosa e inaccesible y nacer de uno mismo, puede ser
cualquier cosa, menos mezquina.
Al escribir, uno lanza a
discreción adjetivos y nombres a la recepción de allá afuera.
La cristalina fibrosidad de
Jorge Guillén.
La florida compacidad
adjetival de Lorca.
El mensaje emocionado y
universal de Miguel Hernández.
El desasosiego metafórico de J. Ramón Jiménez.
La minuciosidad melancólica
de Azorín.
El pensamiento dosificado
por la poesía de Juarroz.
El sabor añejo e
insobornable, la rareza de Miguel Espinosa.
La única explicación para la
premonición: el futuro ya ha sido. Nosotros, el presente, sólo somos una forma
del tiempo absoluto, junto con el pasado y ese futuro que se acerca
constantemente. Para la mente de la divinidad, nuestro universo ya fue, ya dio
todo lo que tenía que dar. Somos nosotros, habitantes del ahora, los que no
podemos franquear nuestras coordenadas espacio temporales y nos hacemos la
ilusión de esta articulación sucesiva de las horas.
No es el turno de los poetas, fastidiosamente.
Ahora solo aportan palabras o las modifican o las liquidan los periodistas
deportivos y los analistas sociales. Recuerdo cómo enfurecía a Schopenhauer que
los periodistas de su tiempo manipularan las palabras por el solo y único motivo de hacerlas más leves y más rápidamente comunicables, sin importarles
mucho las ambigüedades de sentido a que tal cosa pudiera llevar. Digo lo mismo.
Hoy, en los mass media no hay exquisitez intelectual sino búsqueda
ansiosa de la efectividad comunicativa, prolijidad de medios para comunicar
todos lo mismo desde todos los malditos puntos del planeta. En tal mundo estratégico
se ignora la sofisticación secreta de la palabra, y que existen hablantes,
personas, sujetos que practican la vocación por esas dimensiones de la palabra
porque la percepción de realidades alternativas a lo uniformadamente impuesto
es posible.
Te proyecto con retraso
consciente y pesaroso. Te conviertes en mi remordimiento.
De qué modo tan mágicamente efectista,
convincente, se acomodan entre sí los distintos préstamos artísticos en continentes
distintos. La famosa corriente pictorialista en fotografía de fines del XIX y
principios del XX, imita tan genialmente las formas pictóricas que sus mejores
productos superan notablemente lo que habían sido sus referencias plásticas. El
género brotado de la copia del lenguaje primero y soberano resulta, de pronto, más atractivo
que lo que el lenguaje copiado ofrece.
Leyendo a Baudrillard. Sus
análisis siempre brillantes ofrecen una imagen vertiginosa y fatal del mundo actual. Tal mundo es abismático,
laberíntico, apocalíptico. La elocuencia notable de Baudrillard siempre subraya
los aspectos perversos y negativos de toda transformación. Baudrillard me
gusta, pero le faltó un poco ser poeta, no especializarse tanto en lo espectacular
negativo. Admitiendo que parte importante de sus balances son de actualidad
hoy, también advierto que existe gente que hace cosas buenas en internet y las
difunde, que las actitudes fraternales se extienden y consiguen movilizar y
concienciar. El mundo no es tan uniformemente desastroso. Siempre hay
resistencia en los márgenes. Hay que darle la vuelta a las imágenes fatales.
Si como decía Agustín García
Calvo, el lenguaje no es de nadie en particular, tampoco el mundo y sus
posibilidades de gozarlo. Ante insidiosas tentativas de imposición a través de
modas o de los medios de comunicación, la apuesta descarada por la experiencia
privada del universo, o, directamente, lanzarse a disfrutar de la plaza del
pueblo.
Los poetas como los emblemas
vivos de la esperanza, de la fraternidad universal. Invocamos en secreto los
nombres de los poetas, de los grandes poetas de nuestra historia porque nadie
como ellos preservan y son la memoria. Pienso, por ejemplo, en Miguel
Hernández, un hombre sin fisuras, sin contradicciones, que canta el amor y el
compañerismo estelar. Esa ejemplaridad moral, esa cohesión fulgurante era lo
que otro poeta como René Char admiraba en él. Resulta curiosa la mención de
estos dos nombres. Dos poetas con registros diferentes pero tan semejantes en
cuanto les llegó el momento de reaccionar, Miguel ante el golpe de estado de
Franco, Char ante la invasión nazi.
Lo vacante: suculento
concepto que desea llenarse de acontecimiento, de narratividad, de sustancia
alguna, de comentadores…
Te momifica la ansiedad por
conocerlo todo.
Que tu vida no sea sólo una
vida, algo biológicamente determinado y socialmente controlado. Que tu vida
explote en eternidades e historias.
El sol ilumina la infinitud
de las historias y de los mundos del cosmos, pero, inteligentemente, sólo se
dedica ello, a iluminar y no a recordar tales mundos.
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