lunes, 2 de marzo de 2020

LA RED COMO MEMORIA INSONDABLE.




(En estas anotaciones, enfoco la red como archivo de consulta, no como lugar de comunicación o de emisión continua de noticias. La red como una enciclopedia  no finita).

Internet no sólo incrementa el número de mundos posibles: nos facilita el acceso a los mundos que fueron.


Internet supone el acceso al infinito número de imágenes registradas en la historia.

Internet es como un museo dinámico: su archivo de imágenes y texto son continuamente consultados y periódicamente revisados o incrementados.   

La red actualiza, visibiliza los pliegues del pasado.  

Descubrimos lo que ya sabíamos pero potenciado por imágenes y protagonistas nuevos. Esto ratifica una continuidad de los universos que pensábamos extinguidos.

(Tras un visionado de filmaciones de principios de siglo XX) El pasado, como si fuera una ola densa de aconteceres mínimos se vierte a la luz de nuestro ahora, lo que produce fascinación y sensación de inextinguibilidad o de renacimiento.

Lo que la red nos muestra de nuestro pasado reciente, duplica la dimensión de los acontecimientos.

El presente también se vuelve inextinguible, al tiempo que pronto se convierte en materia de memoria. Estamos ahítos de historias recientes antiguas.

Ante el cúmulo de imágenes que nos rodean, siempre aparece el agobiado interrogante: quién registraba todo lo que se supone que podía ser convertido o era noticia.

Lo positivo del archivo absoluto del universo que pretende ser internet es el acceso o el descubrimiento de escritores, artistas o personajes importantes casi desconocidos o de los que apenas se tenía información. Lo que permanecía en los esconces de la historia, ahora suele ser registrado y localizado.

Qué realidad, personaje, autor, o acontecimiento se reíste a ser registrado por internet. Qué universo es el que se escapa a internet.  




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