Si salvamos esta vida,
salvamos la otra.
Dar un nuevo sentido a
las lágrimas, al corazón para descubrir excelencias secretas.
Recuperar el linaje de
algunas palabras arroja bastante luz a los usos erráticos que de tales palabras
hace la actualidad.
El cuerpo me lleva.
La “justa medida” que
reivindicaban los clásicos: esa es la piedra filosofal que buscamos con torpeza y ansiedad.
Las mujeres que hacen culturismo
pierden las caderas.
El logos de esta época
es un irisado anillo de Moebius.
La guerra es robar. Está
matemática e históricamente demostrado.
El miedo que me tienes
me asusta.
La mujer está diseñada
para volver loco al hombre.
Hoy sólo los periodistas
aportan palabras nuevas. La mediocridad actual no da para más.
El universo es un
complejo texto surcado de alusiones veladas y signos. Cada vez que fijamos la
atención en alguno de estos aspectos reinventamos e interpretamos el mundo.
Cioran construye frases
rebozando el alma y el corazón en sesiones de abismo.
Paul Valery era tan puro
como Paul Valéry.
Los hispanoamericanos
parecen lentos pero cogen carrerillas vertiginosas en su producción literaria.
“Inteligencia artificial”
es una suerte de oxímoron.
La admirable capacidad
del lenguaje para expedir fórmulas descriptivas de universo.
Entre los políticos y
los periodistas anda el juego. ¿Nos tenemos que contentar con tan sólo mirar?
Más allá o más acá del
universo discernible, estamos nosotros, esperando alcanzar el admirable sitio que nos merecemos.
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