Acabo de ver un video en el que la artista italiana Ludovica Carbotta, que expone en las Verónicas de Murcia,
explica los pormenores de su trabajo y el contenido de la exposición murciana. Visité
la exposición este sábado pasado. Teniendo en cuenta las multi-incidencias que
entorno a todo lo que se ha denominado arte moderno se produce, resulta a veces
complicado casar lo que el artista en cuestión explica sobre su arte y sus
aspiraciones con lo que uno, simplemente, ve representado.
Lo que Ludovica explica en el video sobre la mera cuestión de tiempo de trabajo utilizado en la concepción de las
piezas, el tipo de materiales empleado, el acercamiento o convergencia arquitectura-
escultura, resulta claro e informativo. Sin mayores problemas. Otra cosa es
identificar con idéntica claridad lo que pretende representar y que someramente
expone en el video. A estas alturas eso es lo de menos. Casi resulta más
interesante curiosear sobre cómo ha
hecho lo que ha hecho que saber qué es lo que ha hecho, como ocurre, por lo
demás, con una parte ingente de artistas actuales.
Digamos que lo más figurativo de lo que vi el sábado me gustó, pero lo que
Ludovica dice sobre la familia, si no es a través de su boca, resulta
ininteligible en lo expuesto en la sala.
Este aspecto quizá haga alusión al más que inminente desastre que en la
creación plástica produce una libertad formal absoluta, pero creo que a estas
alturas de la película, esto ha dejado de suponer algo grave. Y está bastante asumido.
La plástica ha creado su propio lenguaje,
y ya sea desde los átomos de luz de los impresionistas, las esquirlas picassianas,
o las manchas globulares de tinta cósmica de Miró, es la propia eclosión de las formas lo que habla y
autoexplica génesis y devenires.
La exposición de Ludovica Carbotta no es que sea un derroche de prodigios:
se inscribe en ese término medio de la creación en que los artistas juegan eternamente
con la tradición y con la suculenta maleabilidad de los materiales.
Lo que más me gustó fue también, lo más antropomórfico: esta suerte de fósiles humanos, que Ludovica intenta justificar pensando en lo que significa la familia.
1 comentario:
miguel perez gil
mar, 26 oct 10:28 (hace 16 horas)
para mí, manuelsusarte@hotmail.com
Ínclitas piedras ubérrimas
rocas de España fecunda
yo admito hasta donde me es posible que en la plenitud del éxtasis pedruscario hayan visto y previsto la ciencia invisible del arte y la estésis moderna y esterlina
es lo que tú dices, que la teoría que el artista expone acerca de su arte es quizá lo más llamativo de todo ya que las obras en sí no es que yo diga que están mal pero tampoco es para tirar cohetes
de todas manieras la obra que más profundamente expresa el sentir del artista es la imagen de un joven con camisa pantalón mascarilla zapatos y pelo que está tomando una luz de algo que hay por allí y que la suprema maestría de la autora oculta a la vista de los curiosos y fisgones para que nadie pueda luego chismorrear sobre esto y aquello y lo de más pacá
qué pudor qué cima de la vanguardia guerrícola la de esa imagen que se nos sustrae a la visión arbitraria y famosísima de los habitantes del cosmos
De: José María Piñeiro
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