¿Dónde
se esconde la pasión cuando el amor por los textos desfallece porque el símbolo
del mundo no es el que guía tus sueños?
Dónde
buscar el ánima que te lance al misterio, dónde localizar su hálito si las
cabelleras se agitan sin intención de seducir a nadie y el propio mar se hiela
en la frontera de agua que articula entre sus océanos…
Qué
magia clandestina describir como la certera, como el punto vibratorio que
desplazar a la vigilia de la tierra, qué transposiciones sobre el umbral
desechar antes de que todo umbral no conduzca sino a un moribundo patio de
helechos.
Qué
aventura más escueta le he dado a este cuerpo que ni siquiera clama venganza
ante tan masiva y concreta inquisición, qué pobreza de itinerarios en los que
descubrir su propia carne junto a otro cuerpo en el regazo de la lluvia.
Pero
es que el encuentro menos imaginativo ya descoyunta mis resistencias, me
atomiza en la promiscuidad, borra las credenciales del yo.
Espero
que a la vuelta de la esquina otro lenguaje emprenda mi sensibilidad, ilumine y
potencie mi capacidad, me encarne en un habla dinámica y que todo ello suponga
mi paulatino devenir bajo los gajos de
tanto cielo inclinado.
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