Cuando
la provocas, la memoria rezuma, llora, alude con elocuencia loca. Navegando
azarosamente por la red, me he encontrado con la portada de este álbum de Bob Marley. Ha sido dar con la imagen y
sumirme en recuerdos y añoranzas. En el año
79 escuchaba yo una y otra vez este disco durante nuestro veraneo en Torrevieja. No tenía, entonces, otra
cosa que hacer que escuchar música, ver el mar que teníamos enfrente y soñar
con chicas etéreas.
Una música tropical y sofisticada a la vez que en el recuerdo resuena como una correspondencia perfecta con el ambiente lánguido de aquel entonces y de aquellos meses de veraneo y a veces, de aburrimiento, plagados de sol. Aquellos derroches de sensualidad en el abandono luminoso de la habitación en la que yo iba dejando poco a poco la señal de la mecedora en el suelo, renacen melancólicamente al volver a escuchar esta música. O ha pasado un tiempo infinito o el alma ya está al límite de sus posibilidades, pues entre la sorpresa y la fascinación, son las lágrimas las que se apresuran a brotar de una herida secreta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario