lunes, 12 de febrero de 2024

DIARIO DE UN CALLEJEADOR



Me doy una vueltecica por las calles de Orihuela. Fuera del aire algo lúgubre del ambiente y de la monotonía de siempre, nada nuevo que contar. De pronto, de no sé dónde, surge una aparición luminosa: una chica atractiva y con la ropa tan ajustada que las curvas creaban ondas en el aire que la rodeaba. Noto que la herrumbre que me calaba hasta los huesos, se atomiza, se deshace y yo casi levito por momentos. Me está pasando algo parecido a lo que le ocurrió a aquel fraile joven de un cuento del Decamerón de Bocaccio, que la primera vez que salió del convento y caminó por la ciudad, se quedó fascinado ante la visión de una criatura perturbadora que no había visto antes nunca. Qué es eso, le preguntó al padre que le acompañaba. Eso, le respondió el fraile sacerdote, es una mujer.

Pero antes de seguir fantaseando caí en la cuenta: seguro que es feminista, de las insufribles feministas de ahora, que ha asumido disciplinadamente todas los prejuicios y presupuestos del pensamiento políticamente correcto, es adicta al móvil y hablando español, no practicaremos el mismo lenguaje. 

Así que de este modo le dije adiós a esta mórbida aparición, a quien, con toda seguridad, y cumpliendo con los preceptos de una ley fatal, no volveré a ver nunca más, aunque ambos vivamos en una ciudad de las dimensiones que tiene Orihuela.  

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