viernes, 3 de febrero de 2023

ROSTROS TEMIBLES

 



 Una cosa ya muy estereotipada es concebir al artista- sea cantante, artista plástico, poeta o compositor - como alguien situado casi fuera de la ley, al menos, de la ley estética de la mayoría. La bohemia, que hoy ofrece una cara bien poco alternativa y que es algo que no trasciende la mera farándula cinematográfica  porque no hay poetas que protagonicen tiempos tan gregarios, tuvo hace gloriosas décadas, históricamente recientes,  ciudadanos de sus medianías penumbrosas bastante destacables, verdaderos  raros en la indumentaria, en la invención, en el modo de ser y vivir.

Uno de estos bohemios peor conocidos en España es Henry de Groux.

El simbolismo pictórico finisecular fue la suculenta antesala del surrealismo. Uno de sus representantes más peculiares y poco conocidos fue este Henry de Groux, artista belga, que ha sido el primer seleccionado en mi rápido vistazo por los rostros y aspectos temibles de poetas y pintores.

Autor de algunas sofisticadas obras y de infrecuentes piezas de género, como sus famosos Cristos, Groux aparece en algunas tomas fotográficas con un aspecto un tanto inquietante.



En esta imagen tiene de todo un poco: vampírico seductor, especie de amenazante aristócrata venido de no se sabe dónde, artista envuelto en las tinieblas de la noche y que nos hipnotiza con su mirada serenamente diabólica.

 


En esta otra foto, no parece tener mucha paciencia para con los tontos. El artista de verdad es un elegido que no va a tener contemplaciones con los criterios comunes.

 




Aquí lo veo como sumergido en la fiebre de su época, víctima de secretas hiperestesias y delirios, aunque simule dormitar en tan melancólico paraje.

 




Otro artista, este de la palabra, en el que me he fijado, ha sido el poeta alemán Stefan George. Cualquiera diría que es alemán: más bien parece un apache, un boxeador  o un loco que se haya escapado del hospicio con voluntad de convertirse de pronto en delincuente. Este duro rostro pertenece a quien se dedicó a potenciar el idioma y la poesía alemana de su tiempo, amante de la naturaleza y de toda delicadeza lingüística.  


1 comentario:

Blanca Andreu dijo...

El que más miedo da es Steran Georges.

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